Cuando innovar en una organización obsoleta no vuelve a una organización moderna: Los Supersónicos

 

Los Supersónicos fue una serie nacida en 1962 a partir de un intento de repetir el éxito de Los Picapiedra, que sin duda ha sido uno de los dibujos animados más vistos de la televisión. El planteamiento, que giraba en torno a las aventuras de una familia de clase media americana en una época muy lejana, era similar al de Los Picapiedra, pero ambientado en el futuro. No obstante, nunca llegó a conquistar por entero a la audiencia, siendo suspendida al año de su emisión, con algunos intentos infructuosos de revitalización a lo largo de los 80s.

Los Picapiedra eran más interesantes porque mostraban una sociedad adelantada a su tiempo, que aprovechaba palos, rocas y animales para “modernizarse” y hacer su vida más fácil (Pedro subido a lomos de un dinosaurio a modo de grúa es el mejor ejemplo de esto). Los Supersónicos, en cambio, situados en un futuro y debiendo ser todavía más modernos, en realidad, no lo eran. Aunque vivían en el 2062 en casas suspendidas en el aire y se transportaban en autos voladores, los Supersónicos nunca dejaron de ser la típica familia estadounidense de los años 60s. Y no es tan interesante que la vida en el 2062 siga siendo igual que en 1962. A pesar de la robótica y la tecnología, en suma de la innovación, no se ve que éstas transformen efectivamente las vidas ni los modos de ser ni de pensar de quienes la usan. Los Supersónicos proyectaban un modelo de familia sencillo y archiconocido, sin ganas de romper el status quo, y cuya mayor preocupación era cuidar el dedo que apretaba los botones.

El mero hecho de querer innovar sin transformar de verdad la organización, su mentalidad, cultura corporativa y procesos, no añade un valor significativo. Si todos los esfuerzos de ésta se traducen en adquirir equipos de última generación y lanzar nuevos productos y servicios sin que se rompan viejos paradigmas administrativos y organizacionales que la sustenten, la innovación verdadera no llegará nunca a florecer y difícilmente convencerá a los empleados y clientes.



Por otro lado, examinando el fracaso de Los Supersónicos, reconocemos la tremenda dificultad para imaginar el futuro. Siendo justos con los creadores, el reto en Los Picapiedra era menor, ya que es más fácil trasladar tecnología actual hacia el pasado que idear innovaciones hacia el futuro. Anticipar lo que pasará en un contexto aún desconocido, exigirá que pongamos en juego nuestras más altas capacidades de análisis y creatividad para moldear nuevos desarrollos (y en esto, la disciplina de Foresight o Futures Thinking ya está ayudándonos).

Como les pasó a Los Supersónicos, aquellas empresas que no tengan en cuenta la importancia de la innovación como la clave del éxito, no solo en lo productivo, sino también en lo organizacional, corren el riesgo de simplemente desaparecer.

Saludos y hasta la próxima entrada ;)

MC


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